Una mañana, muy tempranito, encontré una estrella perdida que desesperadamente se enrumbó en una búsqueda lejana de la noche.
Esperaba ella su magistral encuentro con la luna y el permiso a través de ella de poder besar y abrazar a sus hermanas estrellas.
El sol, había iniciado su imponente presencia; y esta mañana, más radiante y caliente que las últimas (empezó la primavera) logró que la pobre estrella se canse, fatigue y deprima tan rápido que su única esperanza era resistir hasta poder encontrar la ansiada y querida noche.
Pasaron los segundos, las horas y el atardecer se dio.
Al ver a la estrella tan débil, lo que más deseaba era que caiga la noche yá; y grité con la intensidad de todas las personas ¡¡¡SOL MÁRCHATE YA QUE LA ESTRELLA ESTÁ MURIENDO!!!.
De pronto, como un milagro, se impuso la luna y el sol se fue. LLegó la noche ; la estrella se incorporó lentamente y pidió permiso a la luna para ver a sus hermanas, ellas la abrazaron y besaron.
AHORA YO NO PUEDO VER EL SOL, PORQUE LA ESTRELLA ME LLEVÓ CONSIGO.
Samantha Elgegren Zavalaga
(Escrito el 26 de setiembre de 1994, publicado después de 14 años).
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2 comentarios:
Recuerdo que me mostraste esta poesía escrita en un papel de cuaderno; quizás de tu cuaderno de las clases de inglés. Qué alucinante verlo escrito aquí luego de tantísimos años. Un abrazo Samanthica. Beck!
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